La etapa entre Sarria y Portomarín del Camino Francés es el inicio del peregrinaje para muchos romeros, pues la localidad lucense de Sarria es uno de los puntos de partida por antonomasia del Camino Francés. A poco más de 100 kilómetros de Santiago de Compostela, la distancia mínima de peregrinaje a pie para poder recibir la Compostela, este pueblo se ha convertido en uno de los puntos neurálgicos del camino. A partir de aquí comenzará una inmersión en la auténtica Galicia rural, caminando rodeados de carballeiras autóctonas (bosques de robles) hasta nuestra llegada a Portomarín.
Etapa
28
Longitud
22,2 Km
Dificultad
Media
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La etapa entre Sarria y Portomarín del Camino Francés no tiene grandes dificultades a reseñar puesto que no es demasiado larga. Eso sí, las subidas y bajadas son frecuentes y, aunque bastante llevaderas, si no disponemos la preparación física adecuada, la etapa puede hacerse larga. Atentos a los primeros 13 kilómetros hasta Ferreiros, con falsos llanos y breves repechos que marcarán el resto de la jornada.
Tanto bicigrinos como personas con movilidad reducida no se enfrentarán a grandes complicaciones. Eso sí, conviene tener especial cuidado al cruzar pequeños ríos y arroyos, pues el firme puede ser de losa y ser muy resbaladizo.
En la etapa entre Portomarín y Sarria del Camino Francés podremos seguir disfrutando la gastronomía gallega, basada en carnes de calidad como la Ternera Gallega y el porco celta. A platos típicos como el cocido gallego, el lacón con grelos o la empanada, en estas tierras nos sorprenden con otros manjares. En Portomarín son muy apreciadas las anguilas, que pueblan las cartas de la mayoría de restaurantes y que en las panaderías del camino podremos encontrar en forma de empanada. En cuanto a la parte dulce, aquí se elabora también la tarta de Portomarín, una variante de la célebre tarta de Santiago.
En cuanto al apartado cultural, la etapa de hoy nos llevará a un lugar muy curioso. Y es que la ciudad medieval de Portomarín desapareció bajo las aguas del embalse de Belesar en 1963. El Novo Portomarín logró salvar algunas edificaciones de alto valor histórico como la iglesia-fortaleza de San Nicolás o la escalera-capilla de las Nieves que, en algunos casos, se llevaron piedra a piedra al nuevo asentamiento.
La etapa entre Triacastela y Portomarín del Camino Francés es sencilla, pues será un continuo sube y baja, aunque sin pendientes difíciles. Sin embargo, en general, sin ser un paseo, no debería deparar grandes dificultades. El itinerario discurrirá por carreteras de asfalto y caminos bien acondicionados. Atravesaremos pequeñas aldeas con encanto en los ayuntamientos de Sarria, Paradela y Portomarín. También tendremos la oportunidad de cruzar puentes medievales con mucha historia y descubrir vestigios romanos, para acabar llegando al pueblo nuevo de Portomarín, cuya historia es de lo más curioso.