Por qué hacer el Camino Francés y su historia
Desde los Pirineos hasta Santiago en un periplo de casi 800 kilómetros. Así es el Camino Francés, una de las rutas históricas del Camino de Santiago que atraviesa la Península Ibérica de Este a Oeste atravesando las regiones de Navarra, La Rioja, Castilla y León y Galicia.
Un recorrido que cada año hacen cientos de miles de peregrinos casi desde el mismo momento del descubrimiento de la tumba del apóstol Santiago en el siglo IX. Por eso hoy vamos a contarte la historia del Camino Francés y los motivos por los que te deberías animar a hacerlo. ¡Acompáñanos!
¿Por qué hacer el Camino Francés?
Son muchos y muy variadas las razones para hacer esta histórica ruta de peregrinación, poseedora de una poderosa magia que enamora a los romeros. Desde los paisajes de montaña y los valles de los Pirineos y las tierras navarras, pasando por los páramos de la meseta o los frondosos bosques que encuentra el peregrino al introducirse en Galicia.
Dependiendo de la época del año, hayedos, robledales y prados regalan parajes de las más diversas tonalidades, que se mezclan con las impresionantes iglesias románicas, monasterios de piedra y castillos templarios que decoran cada rincón de la ruta jacobea francesa.
Además, podrás conocer ciudades declaradas Patrimonio de la Humanidad como Burgos, León o Santiago. Además, también hay paradas muy esperadas en forma de emblemáticos pueblos y urbes medievales como Pamplona, Puente la Reina, Logroño, Nájera, Santo Domingo de La Calzada, Frómista, Villafranca del Bierzo, Astorga o Ponferrada.
Descubre la historia del Camino Francés
El Camino de Santiago Francés se desarrolló debido al tránsito de los peregrinos procedentes de los diferentes países europeos tras conocerse el hallazgo de los restos del Apóstol en el siglo IX. Al ser Francia la entrada por tierra a la Península y los Pirineos la frontera natural entre ambos países, era lógico que la mayoría de los peregrinos optasen por viajar a Santiago haciendo ese recorrido.
De esta forma, la historia del Camino Francés la comenzaron a escribir los primeros romeros que comenzaron a peregrinar. Y lo hicieron, como era lógico, a través de los lugares que eran más accesibles que permitían entrar a España por Roncesvalles (en Navarra) o por Somport (Aragón), uniéndose ambos trazados en la villa de Puente de la Reina para llegar a la Catedral de Santiago de Compostela unos 800 kilómetros después.
Podría decirse que el Camino Francés tiene su origen en 3 de los 4 principales itinerarios históricos de peregrinación procedentes del interior de Europa: la Via Turonensis, procedente de la ciudad de Tours; la Via Lemovicensis, procedente de Vézelay y la Via Podiensis, procedente de Le Puy-en-Velay. Todas ellas convergen en la localidad gala de Ostabat, situada a escasos kilómetros de Saint Jean Pied de Port, inicio clásico del Camino de Santiago.
Sin embargo, lo que cambió la historia del Camino Francés no sucedió hasta finales del siglo XII cuando se fijó definitivamente el itinerario, algo que se refuerza con la publicación del Códice Calixtino, considerada primera guía del Camino.
A partir de este momento, el Camino Francés se convierte en la mayor ruta de peregrinación de la Europa Medieval, granjeándose una enorme importancia en el plano cultural, artístico, social y económico. Como consecuencia de ello, los pueblos y ciudades del camino alcanzaron un esplendor nunca visto antes y se alzaron asombrosos monumentos que hoy en día forman parte del notable patrimonio jacobeo.
Desafortunadamente, el Camino de Santiago no siempre fue una referencia cristiana para los europeos. Es más, sufrió un paulatino declive a partir del siglo XIV, que se acentuó sobremanera en el siglo XVI. Las razones, entre muchas otras, se encuentran en la aparición de creencias como el protestantismo o el anglicanismo, además de en la profunda transformación sociocultural que sufrió Europa durante la Edad Moderna.
La historia del Camino Francés no se entiende sin esta coyuntura que, junto a varios motivos más, llevaron a que la ruta fuese olvidada casi por completo hasta su reciente recuperación a finales del siglo XX.
El Camino Francés en la actualidad
Hoy en día, el Camino Francés es la vía jacobea por excelencia, siendo indudablemente el más famoso a nivel mundial, el más concurrido, el mejor acondicionado y el que mejor infraestructura de servicios tiene. La ruta ha recobrado su esplendor medieval a partir de la celebración del Año Xacobeo 1993, momento en el que fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco y Primer Itinerario Europeo de Interés Cultural por el Consejo de Europa.