Selva de Irati, descubre un bosque de cuento en Navarra
La selva de Irati es uno de esos lugares imprescindibles de Navarra. Y es que, después de la Selva Negra alemana, está considerado el segundo hayedo-abetal más grande de Europa, con más de 17.000 hectáreas de bosque.
Pero Irati no solo son árboles que forman mágicas estampas con sus colores otoñales. También son montañas y prados, historia, mitos y leyendas, además de lugar de una cultura milenaria con costumbres ancestrales que aún siguen vigentes.
Hoy te llevamos a descubrir este hermoso bosque virgen, famoso por sus hayas y muy visitado gracias a su red de senderos bien señalizados. Bienvenidos a la selva de Irati, uno de los parques forestales mejor conservados de toda Europa.
Selva de Irati: el rincón más mágico del Pirineo Navarro
Quizás cuando uno piense en grandes masas forestales se le venga a la cabeza la Selva Negra alemana o los bosques de los Cárpatos. Pero muy cerca, en la Comunidad Foral de Navarra, casi lindando con Francia, tenemos uno de los bosques de abetos y hayas más espectaculares de Europa, la selva de Irati. 17.000 hectáreas de naturaleza prácticamente virgen que resultan un privilegio para todos aquellos que la visitan.
En realidad, una parte de esta gran masa forestal también está en territorio francés y es una de las zonas donde aún se realiza la facería, es decir, el libre pastoreo entre ambas regiones, clara muestra de las tradiciones aún vigentes de estas tierras.
La selva de Irati se extiende a lo largo del valle del río homónimo, en la zona oriental del Pirineo Navarro. A su alrededor emergen enormes y legendarias montañas, como Orzanzurieta o la Sierra de Abodi. Además, en su interior se encuentran las reservas naturales de Mendilatz y Tristuibartea y la reserva integral de Lizardoia.
A diferencia de otros bosques atlánticos, el principal valor de la selva de Irati radica en el excelente estado de conservación de sus masas forestales y en el adecuado equilibrio de sus ecosistemas. La propia regeneración natural ha sido capaz de devolver a estos bosques su cautivadora belleza actual, pese a la masiva explotación forestal del pasado.
Y es que hace siglos estas tierras surtían de madera a la invencible flota de la Marina Real, que taló aquí grandes extensiones para construir los barcos que combatían contra Inglaterra. Entonces, el río Irati se usaba como vía de transporte, creando esclusas y canales por los que bajaban los troncos hasta los aserraderos de Sangüesa.
Las frecuentes lluvias y nevadas convierten cada rincón de la selva de Irati en pura vida, tanto animal como vegetal. Los manantiales y arroyos salpican las laderas, regando la superficie que sujeta este grandioso manto verde, en el que crecen especies vegetales tan raras como la Drosera Rotundifolia, una planta carnívora o el Eriophorum Angustifolium, un tipo de junco lanudo.
La masa arbórea está dominada por espigadas hayas y abetos, en forma de grandes manchas o mezclados entre sí, formando una idílica amalgama de colores. Pero también son abundantes los robles, los arces, los tejos, los serbales, los acebos, los avellanos y los tilos.
Aunque cualquier época del año es buena para visitar este paraíso natural navarro, sin duda el otoño es la mejor época para recorrer los senderos de la selva de Irati. En ese momento, la fascinante mancha verde comienza el cambio de coloración, invadiendo el valle de tonos amarillos, ocres y rojos, que hacen sentir al viajero la persona más afortunada del mundo.
Qué ver y hacer en la selva de Irati
Los principales accesos al bosque de Irati se encuentran en los pueblos de Orbaizeta y Ochagavía, considerados la puerta de entrada al bosque. En este último pueblo, que parece sacado de un cuento, se encuentra el Centro de Interpretación de la Naturaleza, un espacio indispensable para informarse concienzudamente de todos los recorridos. También hay Puntos de Información en Arrazola y en Casas de Irati, cerca de la ermita de la Virgen de las Nieves.
Sobra decir que el senderismo es la actividad reina en los bosques de Irati. Pocas experiencias habrá más gratificantes que recorrer cualquiera de sus sendas y caminos, que surgen por todos los rincones, permitiendo adentrarse en su inhóspita naturaleza y observar el espectáculo natural de cada estación del año.
Un mapa detallado de la red de senderos señalizados, que podremos conseguir en cualquiera de los centros de visitantes, es esencial para orientarse y conocer las diferentes rutas y su dureza. Hay propuestas para todos los gustos: a pie, en bicicleta, a caballo o, incluso con esquís o raquetas, cuando estas sendas se cubren de nieve y permiten a los excursionistas descubrir todos y cada uno de los recovecos de la selva de Irati.
Uno de los senderos más recomendados, debido a su singularidad, es el sendero interpretativo de Errekaidorra de la Selva de Irati. Se trata de un fascinante paseo de 10 kilómetros entre los valles de Salazar y Aezkoa. Durante el recorrido podremos descubrir cómo se usaban los recursos forestales del bosque para producir madera, además de descubrir vestigios de las vías férreas o los sistemas de cables que llegaron a usarse para extraer parte de su riqueza natural.
Quizás en alguna de estas rutas nos encontremos con las lamias, esos seres mágicos de la mitología vasca similares a las ninfas o sirenas, que habitan en los ríos y arroyos. Algunas leyendas cuentan que no salen del bosque más que para sus quehaceres nocturnos, pero otros creen que aprovechan los días nublados para encantar con sus poderes estos maravillosos paisajes. Sea como sea, visitar la selva de Irati será siempre un buen plan para disfrutar de la naturaleza más salvaje.
Recomendaciones para la visita a la selva de Irati
El norte de Navarra es una zona con una gran riqueza paisajística y cultural, por eso es una opción ideal para una escapada. Lo primero que debemos recomendarte si decides viajar a la selva de Irati es que respetes el entorno, tal como lo han hecho sus habitantes, que han legado este inmenso patrimonio natural.
Después, te recomendamos que para dormir optes por los hoteles de Ochagavía, situada muy cerca de la entrada a este espacio natural o bien los hoteles de Isaba, situada en la parte este de la selva de Irati.
Una vez tengas donde dormir, podrás ir preparando tu viaje. Te aconsejamos visitar Ochagavía, un pueblo típico del Pirineo Navarro, con calles empedradas y grandes y antiguos edificios cuya estampa es inolvidable. Aunque el encanto de este pueblo es incomparable, no se quedan atrás otros pueblos cercanos como Jaurrieta, Valcarlos o Roncesvalles, emblemático punto de partida del Camino Francés de Santiago.
Una gran idea es aprovechar las actividades y excursiones de la zona, que permiten visitar rincones como la antigua fábrica de armamento de Orbaizeta, la estación megalítica de Azpegi, la cueva de Harpea o la cascada del Cubo.
Asimismo, si vas a quedarte unos días por la zona, no deberías perderte tampoco otros lugares a poco más de una hora en coche, como la Foz de Lumbier, la Foz de Arbayún o el monasterio de Leyre.
¿Cómo llegar a la selva de Irati?
La selva de Irati se encuentra cerca de los pueblos de Orbaizeta y Ochagavía, situados a poco más de una hora en coche de Pamplona. La forma más sencilla de llegar desde la capital pamplonica es tomar la autovía del pirineo A-21 en dirección Huesca y después desviarse en la salida de Lumbier. A partir de aquí continuaremos por la carretera NA-178 hasta la población de Ezcároz, donde nos desviaremos de nuevo por la NA-140, la carretera que lleva a Ochagavía.
Una vez llegados a esta última localidad, tan solo quedará tomar la carretera NA-2012, que nos llevará en una subida continua hasta el puerto de Tapla, puerta de entrada al bosque de Irati.