Puente de San Pablo de Cuenca: descubre uno de los iconos de la ciudad de las Casas Colgadas
Junto a las incomparables Casas Colgadas el Puente de San Pablo es otro de los grandes símbolos de la ciudad de Cuenca. Y es que cruzar este puente y fotografiarse con sus vistas es una de las cosas imperdibles en cualquier visita por la ciudad.
Lo mismo debieron pensar los entonces Príncipes de Asturias Felipe y Letizia que comenzaron aquí en 2004 su luna de miel confirmando a este lugar como uno de los más románticos y familiares en una escapada turística por Cuenca. Es el momento de descubrir todo sobre él. ¡Comenzamos!
Un poco de historia sobre el Puente de San Pablo
El Puente de San Pablo de Cuenca tiene sus orígenes en el siglo XVI, aunque no tenía la apariencia que tiene hoy en día ya que estaba hecho en piedra, motivo por el que fue conocido cariñosamente por los conquenses en su momento con el nombre de «Cíclope de Piedra».
Su construcción se prolongó varios años, concretamente entre 1533 y 1589 y fue posible gracias a la iniciativa del canónigo Juan del Pozo. Su función era conectar el antiguo convento de San Pablo (hoy convertido en Parador Nacional) con el centro, evitando así el duro trayecto que suponía bajar el barranco del Huécar y subir después a la ciudad.
Su majestuosa figura de piedra fue durante varios siglos el principal símbolo de Cuenca mucho antes que las hoy famosas casas colgadas. Sin embargo, en el año 1895, el puente se derrumbó casi en su totalidad debido a una voladura controlada durante las tareas de reparación de uno de sus arcos.
Casi 8 años estuvo Cuenca sin puente ya que las arcas municipales no disponían de muchos recursos. Y porque también reconstruirlo o hacer uno nuevo no era una de las mayores prioridades. No obstante, Wenceslao Sagüesa (obispo de Cuenca por aquel entonces) sí que consideraba necesario tener un puente para que los seminaristas de San Pablo acudiesen cómodamente al seminario de San Julián.
Así que decidió colocarse al frente y poner los fondos necesarios para construir un nuevo Puente de San Pablo. Las obras dieron comienzo en 1902 a cargo del ingeniero valenciano José María Fuster y Tomás. La moda en este nuevo siglo la marcaba la Torre Eiffel inaugurada 13 años antes, por lo que el ingeniero optó por el hierro y la madera como materiales de construcción. Por su parte, la ejecución de la obra corrió a cargo de la fundición valenciana George Bartle.
En julio de 1902 las obras estaban ya muy avanzadas y faltaba muy poco para que el tablero llegase al otro lado. Sin embargo, un violento huracán hizo volar buena parte de la estructura metálica. Tras desmontar lo que los vientos dejaron en pie y aprovechar las piezas que salieron mejor paradas, el Puente de San Pablo fue inaugurado finalmente el 19 de abril de 1903.
Descubre como es el Puente de San Pablo, todo un símbolo de Cuenca
Este airoso puente de forma rectilínea está compuesto por vigas de troncos y metal. Para sobrevolar el río Huécar se apoya sobre parte de los pilares de sillería del viejo puente de piedra complementado por un gran puntal de hierro en el centro.
Si bien el Puente de San Pablo fue concebido exclusivamente como pasarela peatonal lo cierto es que hubo algunos episodios a lo largo de la historia donde no fue exactamente así. De hecho, existe constancia de que fue usado varias veces por carros tirados a caballo e incluso por algún que otro despistado conductor que atravesó el viaducto en un Seat 600 en el año 1957, tal como quedó inmortalizado en una instantánea publicada por un periódico local de la época.
Pintado en un bonito y llamativo tono rojizo este puente es un auténtico icono de la ciudad siendo igual de apreciado tanto por los conquenses como por los turistas que llegan atraídos a este lugar por ser un marco incomparable para una sesión de fotos.
El Puente de San Pablo se ha mantenido en excelente estado de conservación durante más de 110 años con sus accesos bien cuidados y una cuidada iluminación que ilumina tanto la estructura como las casas colgadas dando lugar a una preciosa estampa nocturna del conjunto monumental conquense.
Sin duda, tal como acabamos de ver, estamos hablando de una de las mejores cosas que ver y hacer en Cuenca. Así que, si visitas la ciudad, no te lo pienses 2 veces y vive la experiencia de cruzar el puente y llevarte la mejor foto de las casas colgadas y la fachada de la ciudad conquense. ¡No te lo pierdas por nada del mundo!
Recomendaciones para la visita
Además de las Casas Colgadas y el Puente de San Pablo no podemos olvidarnos que estamos en una catalogado como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO y que cuenta por tanto con gran cantidad de lugares de gran interés a nivel histórico, patrimonial y cultural.
Si tu intención es descubrir todos los encantos de la ciudad (desde los más populares a aquellos que solo conocen los locales) te animamos a reservar un tour gratuito por Cuenca, una entretenida actividad ideal para conocer los imprescindibles acompañado de un guía experto.
Pero si lo tuyo es viajar a tu aire no te preocupes porque te vamos a contar los lugares que no te debes perder. Te recomendamos que visites la Catedral gótica de Cuenca, la Plaza Mayor, la calle Alfonso VIII, los llamados rascacielos del Barrio de San Martin y varios de los fantásticos miradores desplegados a lo largo de la ciudad.
Y por supuesto, te recomendamos aprovechar la visita por la provincia para conocer otros lugares interesantes situados a muy poca distancia. Evidentemente la celebérrima Ciudad Encantada es un punto fijo en la ruta no sin antes parar en el Ventano del Diablo, un mirador con unas espectaculares vistas del cañón del río Júcar desde más de 200 metros de altura. ¡Te dejará sin palabras!
Si dispones de tiempo de sobra en tu viaje tampoco dejes de visitar lugares de belleza hipnotizante situados en la provincia de Cuenca como el Monumento Natural del Nacimiento del río Cuervo (a 1 hora en coche) o el Monasterio de Uclés, además de seguir la pista de Don Quijote de La Mancha conociendo la histórica villa de Mota del Cuervo y sus molinos de viento.
¿Cómo llegar al Puente de San Pablo de Cuenca?
Cuenca se encuentra muy bien comunicada por lo que llegar al Puente de San Pablo es de lo más fácil. Para hacerlo desde Madrid en coche tan solo hay que conducir por la A-3 y en Tarancón desviarse para incorporarse a la A-40 que lleva finalmente a la ciudad.
También es posible llegar en tren tanto en líneas regulares como en tren AVE (Alta Velocidad) desde distintos puntos de España. Naturalmente, también existen líneas regulares de autobús desde varias ciudades españolas.
Una vez en la ciudad, llegar al Puente de San Pablo de Cuenca no reviste mayor complicación y existen varias alternativas. Por ejemplo, desde la estación de tren tan solo hay que tomar la línea 1 de autobuses hasta la Plaza Mayor. Los que se decanten por autobús tienen la línea 1 o la línea 6 que lleva a la calle Hurtado de Mendoza, situada a escasos minutos andando del puente.