Consejos para hacer el Camino Primitivo y su historia
Se suele decir que todos los caminos conducen a Roma, pero bien podría decirse los mismo para las inconfundibles flechas y conchas de vieira amarillas que llevan a cientos de miles de peregrinos hasta Santiago de Compostela.
En la actualidad, hay un gran número de rutas de peregrinación que llegan hasta la capital de Galicia. En efecto, bien podría decirse que hay tantos caminos como viajeros, puesto que la finalidad en todos los caminos es la misma: llegar a ese místico lugar donde se encontró la supuesta tumba del apóstol: Santiago de Compostela. Y de todos ellos el más antiguo es el Camino Primitivo.
Por este motivo hoy vamos a descubrirte esta ruta jacobea y su historia, además de darte varios consejos para hacer el Camino Primitivo. ¿Comenzamos?
¿Por qué hacer el Camino Primitivo?
Son muchas las razones por las que elegir esta ruta jacobea, motivo por el que cada vez más personas deciden realizarla o incluso realizar su bautismo de fuego jacobeo. Además de su carácter genuino, motivo más que de sobra para recorrer todos y cada uno de sus senderos, a continuación, te dejamos con las principales razones por las que te recomendamos encarecidamente animarte a vivir la experiencia de la ruta jacobea primitiva. Después también te dejamos con varios consejos para hacer el Camino Primitivo que te vendrán genial para planificar tu aventura.
Un viaje a las raíces de la peregrinación
Sin duda, esta ruta parece el plan ideal para descubrir el carácter genuino del Camino de Santiago. No en vano, se trata de la génesis, el origen de todo: el motivo de la eclosión de las posteriores rutas jacobeas que atrajeron a miles de peregrinos llegados de todas partes de Europa. Además, también es la mejor forma de descubrir el notable carácter histórico, cultural y religioso alrededor de la tradición jacobea.
Descubre un rico patrimonio arquitectónico, artístico y cultural
Si por algo destaca el Camino Primitivo de Santiago es por su extenso patrimonio histórico que arranca en la Catedral de Oviedo y finaliza en la maravillosa catedral compostelana. En cualquier caso, a lo largo del trazado el romero también conocerá otros bonitos monumentos de origen románico, gótico e, incluso, prerrománico.
Preciosos paisajes y naturaleza a raudales
Es sin duda uno de los grandes atractivos que presenta hoy en día el Camino Primitivo. Desde la salida en la capital ovetense el romero tendrá ocasión de cruzar decenas de bosques, valles, ríos, arroyos y extensos prados de pastoreo, todo ello rodeado de paisajes de montaña excepcionalmente bonitos, sobre todo en Asturias. Además, la experiencia incluye el paso por acogedoras aldeas y pueblos con una gran tradición hospitalaria acogiendo a peregrinos desde hace siglos.
Amplia oferta de servicios
Pese a no discurrir en su mayor parte por áreas densamente pobladas, esta ruta jacobea es una de las mejor dotadas en cuanto a infraestructuras. Eso se debe a la adecuada distribución de los albergues y alojamientos privados a lo largo del recorrido que permite hacer etapas cortas y planificar el peregrinaje a medida. Además, se trata de uno de los caminos mejor señalizados y más seguros, pues discurre en su mayoría por caminos de tierra, lejos de las grandes vías de comunicación.
Un camino poco masificado
Este es otro de los grandes encantos de este itinerario jacobeo. Y es que, al no encontrarse tan concurrido como otros tramos y rutas, permite disfrutar al máximo de cada lugar, de cada paisaje y, sobre todo, de cada momento. Además, esto suele suponer siempre una ventaja añadida para el alojamiento, ya que suele haber capacidad suficiente, incluso en las épocas de más afluencia.
Consejos para hacer el Camino Primitivo: un camino exigente, pero con algo mágico
Desde luego que uno de los rasgos más característicos de este camino es la exigencia del recorrido. De Oviedo a Lugo abundan los paisajes de montaña en altitudes superiores casi siempre a los 600 metros sobre el nivel del mar. Si bien no hay pronunciados desniveles a afrontar ni contínuos puertos de montaña (a excepción de la subida al Puerto del Palo), lo cierto es que la ruta jacobea primitiva es un continuo sube y baja la mayor parte del tiempo capaz de hacer mella en personas que no estén en buena forma física.
Además, una de sus características más particulares es la gran variedad de caminos por los que discurre: veredas, senderos, pistas de tierra (muchas de ellos auténticos barrizales), caminos pedregosos, de gravilla, pistas de asfalto, etc. Todo un compendio de terrenos y situaciones que no invalidan que siga siendo un camino para casi todos los públicos, pero que si requiere de una mínima preparación física para afrontarlo con garantías.
Otro de los consejos para hacer el Camino Primitivo que te daremos trata de la señalización. Y es que conviene no olvidarse que en tierras asturianas la concha de la vieira indica la dirección en sentido contrario. Por lo demás, la parte asturiana está notablemente mejor señalizada que Galicia, pero en cualquiera de las dos comunidades el peregrino no tendrá muchos problemas para orientarse y seguir siempre por el trazado correcto. Además, en cualquier aldea perdida siempre es posible encontrar a personas encantadoras y realmente amables dispuestas a ayudar con todo lo que saben del camino.
Por último, es justo también reseñar que el Camino Primitivo es particularmente duro para los que decidan hacer el camino en bicicleta, ya que se trata de una de las rutas más exigentes y con peor ciclabilidad. Las dificultades pueden ser de lo más variado, pero casi siempre están relacionadas con caminos impracticables o senderos de difícil acceso a dos ruedas. En cualquier caso, ya sea a pie o en bicicleta, puedes estar seguro de que esta ruta jacobea tiene algo muy especial. Y nosotros esperamos que nunca deje de ser así.
Historia del Camino Primitivo
Una vez hallada la tumba del Apóstol en 813, el obispo Teodomiro, miembro de la diócesis de Iria Flavia informa a Alfonso II el Casto, rey por aquel entonces del último reducto cristiano de la península, el reino de Asturias, heredero de la conocida como Gallaecia romana. Inmediatamente, el monarca emprendió camino hacia tierras gallegas para dar cuenta de tan destacado descubrimiento. Para ello se encaminó con su séquito por los únicos caminos conocidos que llevaban a Compostela a través del interior de Asturias, las antiguas calzadas romanas aún en uso, como la Vía XIX.
A su llegada, Alfonso II mandó alzar una pequeña iglesia para salvaguardar los restos del Apóstol. Fue este hecho el precedente de la majestuosa catedral que hoy en día conocemos y, también, el que marcó definitivamente el desarrollo del Camino Primitivo, el primer camino conocido a Santiago que durante años siguieron decenas de miles de devotos cristianos venidos de todo el mundo.
Sin embargo, a finales del siglo X, a consecuencia del pujante avance de la Reconquista, el centro de poder de los reinos cristianos se movió a la ciudad de León. Fue esto lo que hizo que los reyes cristianos de la península comenzasen a potenciar el Camino Francés. Una ruta que con el paso del tiempo se había convertido en mucho más segura y servicial para los peregrinos europeos y que, finalmente, acabaría convirtiéndose en la principal vía jacobea durante toda la Edad Media.
Así, el original Camino de Santiago Primitivo quedó relegado a un segundo plano, pero sin perder su importancia histórica en la construcción de la tradición jacobea, que contemplaba el paso por la Catedral de San Salvador de Oviedo como una visita de carácter obligatorio.
Tal era su importancia que existía un dicho de la época que rezaba «quien visita Santiago y no el Salvador, sirve al criado e ignora al señor». Este es la razón por la cual hoy en día muchas de las rutas del Camino de Santiago como el Camino del Norte o el Camino Francés ofrecen una variante que pasa por la capital asturiana.