Brihuega: qué ver en el Jardín de la Alcarria [Además de sus famosos campos de lavanda]
La villa guadalajareña de Brihuega, conocida también con el sobrenombre de «El Jardín de La Alcarria», es famosa por sus campos de lavanda y por aparecer en el libro «Viaje a la Alcarria» del escritor ganador del Nobel Camilo José Cela.
Sin embargo, son muchos más los reclamos que atraen a los visitantes a este municipio situado a poco más de una hora de Madrid. Y es que su casco antiguo, declarado Bien de Interés Cultural, atesora un notable patrimonio monumental además de pintorescos y sorprendentes rincones que la hacen merecedora de una visita sosegada en una escapada de fin de semana.
Así que quédate con nosotros porque te descubriremos todo lo que ver en Brihuega y alrededores para aprovechar el viaje al máximo. No pierdas detalle y empieza a preparar ya tu ruta por la provincia de Guadalajara.
Índice
Qué ver en Brihuega
Si bien como ya hemos dicho la lavanda es la gran protagonista en esta población de La Alcarria, Brihuega es mucho más que eso. Y la ruta de la que hablaremos a continuación se encargará de demostrártelo. Así que olvídate de las prisas y prepárate para disfrutar de un calmado paseo por uno de los lugares más encantadores de Castilla-La Mancha. Te dejamos con lo más interesante que ver en Brihuega en Guadalajara.
Las cuevas árabes de Brihuega
Una excelente opción para empezar el recorrido por la villa es en la Plaza del Coso ya que es donde se encuentra la Oficina de Turismo local. Aquí pueden verse varios edificios dignos de visita como es el del Ayuntamiento y la cárcel de Carlos III que además de la mencionada Oficina de Turismo alberga en su planta superior el Centro de Documentación Histórica y Archivo Municipal.
Aunque sin duda lo que más merece la pena es visitar las llamadas Cuevas Árabes, uno de los imprescindibles qué ver en Brihuega. Estas curiosas cuevas se encuentran en una de las esquinas de la plaza bajo la Carnicería Hermanos Gutiérrez cuyos dueños estarán encantados de mostrarlas previo abono de 2 simbólicos euros.
Las cuevas fueron excavadas entre los siglos X y XI, aunque en realidad lo más probable es que fuesen iniciadas por los visigodos como demuestran varios detalles como los fascinantes arcos visigodos formados por una bella sucesión de arcos ojivales tallados completamente a mano.
En cualquier caso, los árabes se encargaron de ampliarlas y crear un auténtico mundo subterráneo que se despliega a través de 8 kilómetros de galerías. En la actualidad solo 700 metros son visitables (los de la carnicería) pues el resto pertenecen a las casas que tienen encima.
La función de las Cuevas Árabes de Brihuega era conservar los alimentos y el vino constantemente bien frescos a unos 12ºC. De hecho, durante la visita en algunas de las esquinas aún pueden contemplarse las tinajas pertenecientes a las antiguas bodegas árabes.
Investigaciones recientes parecen indicar que, además de como bodega, estos laberínticos pasillos subterráneos estaban pensados también para usar como vía de escape para esconderse y llegar al exterior del recinto amurallado ante una posible invasión.
Castillo de la Peña Bermeja y murallas árabes
Este histórico castillo, llamado así por la piedra de color rojo típica del valle del Tajuña, es otra de las paradas imprescindibles en cualquier visita por Brihuega.
Poco se sabe acerca de su origen, aunque lo más probable es que fuese un alcázar musulmán en el que pasaban el verano los reyes taifas de Toledo allá por el siglo XI. Después estos últimos lo donaron al futuro rey de León Alfonso VI y este a su vez acabó donándolo al obispado de Toledo, empleándolo los obispos hasta el siglo XVI como residencia eventual.
Durante ese tiempo sufrió una reforma por orden del arzobispo Ximénez de Rada en la que se añadieron elementos románicos, si bien se conservaron la mayoría de los elementos de la arquitectura taifa.
La fortaleza se encuentra situada en la cima de una colina con un cortado hacia el río que hacía las veces de foso natural, separado del resto de la villa y sus murallas defensivas. Ofrece por tanto las mejores vistas de la villa alcarreña y de todo el entorno de la vega del Tajuña.
Resulta curioso que el patio de armas del castillo de Brihuega albergue hoy en día un cementerio romántico donde descansan los restos de muchos briocenses fallecidos a finales del siglo XIX y principios del XX. La explicación a esto se debe a la epidemia de peste de la época que obligó a ampliar el cementerio contiguo al castillo.
Por su parte, las murallas completan un conjunto defensivo de claro sabor árabe. Hoy en día se conservan varios lienzos, dos puertas y dos arcos. Estos son la puerta de la Cadena, el arco de Cozagón, el arco de la Guía y la puerta del Juego de Pelota.
Plaza de toros
Justo al lado del conjunto monumental defensivo del castillo siguiendo el recinto amurallado nos encontramos con la plaza de toros conocida como «La muralla». Fue construida en el año 1965 con el mismo material que el de las murallas por lo que está perfectamente integrada y si uno no se fija bien puede pasar casi inadvertida.
La villa de Brihuega presume de una gran afición taurina y por ello tiene el coso taurino más grande de la provincia de Guadalajara que visitan cada temporada algunas de las figuras más notables del toreo español. Además, esta plaza es célebre por aparecer en la película «Hable con ella» de Pedro Almodóvar lo que ha acabado por hacerla aún más famosa.
Museos de Brihuega
A poco más de dos minutos andando seguimos la ruta por Brihuega en la plaza de Manu Leguineche (inequívocamente el vecino más ilustre de la villa) visitando el antiguo convento de San José. Este edificio del siglo XVI es en la actualidad sede del Museo de Historia local, aunque antes de eso fue hospital, colegio y hasta escuela taller.
En su interior es posible conocer con todo detalle la historia de la villa además de visitar una sección específica dedicada a la batalla de Guadalajara, contienda que tuvo lugar en estas tierras en 1937 durante la Guerra Civil.
Asimismo, el convento también alberga dentro de sus muros el singular museo de Miniaturas Profesor Max, ilusionista, hipnotizador y mago nacido en Brihuega. Este espacio museístico sorprende al visitante con más de 65.000 minúsculas piezas que este artista reunió durante su intensa vida artística, entre ellas algunas galardonadas con el famoso premio Guiness de los récords.
Muchas de las miniaturas tratan de cosas cotidianas como la casita de muñecas más pequeña del mundo, la escultura más pequeña hecha encima de una cerilla, la pintura más pequeña del mundo pintada en la cabeza de un alfiler y un largo etcétera de representaciones que requieren de una lupa para verlas. Además, también hay varias casas de muñecas y distintos edificios en miniatura.
Arquitectura religiosa
Naturalmente entre los principales monumentos que ver en Brihuega se encuentran los de tipo religioso entre los que se pueden contar hasta tres iglesias de las cinco que llegó a haber en su día en la villa.
La iglesia de Santa María de la Peña es quizás la más bella de todas. Su construcción data del siglo XIII a instancias de Rodrigo Ximénez de Rada. Destaca en su exterior su bonita portada de transición del románico al gótico con cuatro arquivoltas apuntadas, tímpano rebajado con dos arcos apuntados y un pequeño rosetón tetralobulado en el centro, recursos habitualmente empleados en la arquitectura cisterciense.
Por otra parte, la iglesia de San Miguel también se debió a la iniciativa del arzobispo Ximénez de Rada igualmente en el siglo XIII. En su estilo podemos ver una mezcla del mudéjar toledano (claramente patente en los ábsides de ladrillo sin ventanas y los contrafuertes) con el gótico que llegaba en esos momentos a la Península Ibérica.
El tercero de los templos de Brihuega es la iglesia de San Felipe que además es también la única que se puede visitar por dentro en cualquier momento y se encuentra en excelente estado tras una completa restauración. Como las anteriores fue construida en el siglo XIII en estilo románico de transición al gótico.
Se trata de un templo de tres naves de cinco tramos con cubiertas de madera en el que llama la atención la nave sur por su bella portada de cinco arquivoltas apuntadas de baquetón y nacela con puntas de diamante en los guardapolvos. Merece la pena detenerse un rato también en la puerta principal y observar su tejaroz con canecillos con motivos vegetales y zoomórficos.
En su interior conviene observar con detenimiento la portada románica transformada de arco de medio punto formado por boceles y escocias y, nuevamente, puntas de diamante en el guardapolvo. Tampoco conviene perderse la pila bautismal románica con pie cilíndrico y semiesfera gallonada en lugar de basa.
El recorrido por las iglesias briocenses puede completarse visitando los restos de la antigua iglesia de San Juan, colapsada fatalmente en los años 60. Datada del siglo XII fue prácticamente hecha de nuevo en el siglo XVII salvando su torre de 12 metros. Finalmente, en el siglo XX dejó de ser parroquia y acabó abandonada siendo gravemente dañada durante la Guerra Civil.
Real Fábrica de Paños
Una buena forma de terminar la visita por la bonita Brihuega es conociendo la Real Fábrica de Paños, máximo exponente de la importancia del textil en la villa. Y es que la relación entre el municipio y este sector viene de lejos como demuestran las decenas de batanes que funcionaron tanto en la propia vila briocense como en los alrededores desde el siglo XIII al XVII.
La Real Fábrica de Paños de Brihuega fue fundada en 1750 como una especie de sucursal de la ya existente Fábrica de Paños de Guadalajara. Fue una iniciativa del rey Fernando VI como agradecimiento de la corona por el apoyo de la villa a la causa de los Borbones en la Guerra de Sucesión.
Estamos hablando de uno de los ejemplos más importantes de arquitectura industrial del siglo XVII en España además de ser en su momento una de las fábricas más prestigiosas. Durante la Guerra de la Independencia fue usado como cuartel de los invasores franceses y después (a raíz de la Desamortización de Mendizábal) pasó a ser de titularidad privada continuando la fabricación textil hasta la Guerra Civil, momento en el que cierra sus puertas definitivamente.
En la actualidad, la fábrica está a la espera de una importante reforma para tener una nueva utilidad como hotel balneario de cuatro estrellas. En cualquier caso, mientras las obras no concluyen, vale mucho la pena dar un agradable paseo por sus jardines versallescos y perderse entre girolas, cenadores y encantadores rincones refrescándose del intenso calor veraniego de la Alcarria.
Campos de lavanda de Brihuega
Tal como acabamos de ver, el conjunto histórico de Brihuega atesora elementos de lo más interesante que merecen por si solos una visita. Sin embargo, no cabe duda de que si por algo es conocida incluso a nivel mundial esta villa alcarreña es por sus campos de lavanda que atraen aquí cada año a miles y miles de personas durante la floración de esta planta a principios del verano.
Este espectáculo de la naturaleza se celebra durante todo el mes de julio con el Festival de la Lavanda. Durante la celebración del festival las calles briocenses se llenan de toldos y telas violetas, pero sobre todo lo que inunda sus calles es la fragancia de esta aromática planta.
Asimismo, se llevan a cabo interesantes visitas guiadas por los campos, se organizan todo tipo de talleres, concursos gastronómicos basados en la lavanda y hasta conciertos durante la puesta de sol. Una de las actividades más populares y emocionantes es el paseo en globo aerostático sobrevolando los campos de Brihuega, aunque las opciones son de lo más variado.
Desde luego, sobran motivos para disfrutar de esta experiencia emocional y sensorial que comenzó como un evento entre amigos y se ha posicionado en pocos años como una de las fechas clave del verano en la comunidad de Castilla-La Mancha.
Te recomendamos encarecidamente que no te lo pierdas si estás por la zona a principios del verano. Eso sí, el código de vestimenta dice que hay que ir de blanco. Y es que, aquí en Brihuega, parece que es el único color que combina con la lavanda.
Recomendaciones para la visita
A menos que se quiera disfrutar de la experiencia de los campos de lavanda, la visita a Brihuega puede hacerse perfectamente en un día o menos. Por eso, a continuación, te dejamos con varios planes geniales para poder aprovechar el tiempo y seguir descubriendo los mejores rincones de la provincia de Guadalajara.
Una de las excursiones más recomendables es la ruta de los Pueblos Negros de Guadalajara que permite conocer pueblos tan encantadores como Campillo de Ranas, Majaelrayo, Tamajón o Valverde de los Arroyos, entre otros. En este último además podemos ver uno de los enclaves naturales más bonitos de la provincia como son las Chorreras de Despeñalagua.
Aunque antes de meterse de lleno en la arquitectura negra te aconsejamos parar en el camino para conocer el Castillo de Jadraque y el pueblo de Cogolludo y su precioso palacio ducal. Por último, los amantes de Juego de Tronos tienen aquí una cita ineludible con el Castillo de Zafra donde se rodaron varias escenas de la sexta temporada de la icónica serie.
¿Cómo llegar a Brihuega?
Como ya hemos dicho anteriormente, Brihuega se encuentra a poco más de una hora de Madrid y para ello tan solo hay que tomar la Autovía del Nordeste A-2 en dirección Guadalajara. Unos kilómetros después de la capital guadalajareña hay que desviarse por la salida 73 hacia Torija para incorporarse a la CM-2011. Tras conducir unos 10 kilómetros por esta carretera llegaremos finalmente a la villa briocense.