Canal de Castilla, descubre una fascinante obra de ingeniería civil
Injustamente olvidado en estos tiempos modernos, lo cierto es que el Canal de Castilla tiene el mérito de ser una de las obras de ingeniería hidráulica más importantes del siglo XVIII. El canal fue concebido para comunicar fluvialmente los productivos campos de cereales de Castilla con los puertos del Cantábrico, aunque pronto quedó obsoleto con la llegada del ferrocarril.
Hoy en día el canal es Bien de Interés Cultural desde 1991 y sigue utilizándose para fines de regadío. Y lo mejor de todo, puede visitarse casi a todo lo largo de su curso. Hoy te descubrimos su historia y te decimos cuales son los principales puntos de interés a lo largo de los más de 200 kilómetros de vías acuáticas que recorren las provincias de Burgos, Valladolid y Palencia.
Conoce la historia del Canal de Castilla
Las redes de canales navegables que florecieron en Centroeuropa y fortalecieron el comercio de mercancías y el transporte de personas fueron siempre un anhelado sueño para la corte de Castilla. La desastrosa red de caminos de las tierras de Castilla dificultaba sobremanera el trasporte de cereales y la lana hasta los puertos del norte peninsular, donde se exportaban al resto de Europa.
Fue por ello que, Zenón de Somodevilla y Bengoechea, primer marqués de la Ensenada y ministro de cabecera ilustrado con Fernando VI, tomó la decisión de llevar a cabo una tarea titánica: construir por las bravas una red de canales que unieran las principales capitales castellanas con el puerto de Santander. Así se daría salida rápida y económica a los excedentes de grano en una época de bastantes penurias económicas. Además, también permitiría importar otras manufacturas desde el extranjero. Debido a lo llano del terreno la corriente fluvial era escasa, por eso serían recuas de bueyes y mulas circulando por dos caminos de sirga paralelos al canal los que desplazarían las barcazas con las mercancías.
La idea, todo un exponente de la Ilustración española, no parecía mala, pero ya sería harina de otro costal que pudiese llevarse a cabo con éxito de forma integral. Las obras del Canal de Castilla dieron comienzo en el año 1753, aunque las dificultades financieras (y también técnicas) producto de las diversas guerras en las que se involucró la Corona, retrasaron de forma ostensible su ejecución.
Además, el sueño de llevar directamente a través de la navegación fluvial las mercancías a los puertos del norte, siempre acabaría encontrándose con la inabordable Cordillera Cantábrica por medio, que en ningún caso podía salvarse a través del agua. En el mejor de los casos, una vez terminadas las obras, las mercancías habrían de pasarse a carromatos en la localidad de Alar del Rey y seguir rumbo a Santander por la montaña.
Tras indecibles trabas y casi un siglo después, el 8 de noviembre de 1849 (así reza una placa en la iglesia de Medina de Rioseco) se inauguraron los primeros kilómetros del Canal de Castilla alimentados por las aguas de los ríos Pisuerga y Carrión. Por el camino, dificultades de todo tipo hicieron que el Estado cediera la explotación a la Compañía del Canal de Castilla, pasando ésta a encargarse de la gestión del canal durante 80 años. El canal llegó a tener más de 300 gabarras en uso, pero la prosperidad no duró demasiado. Y es que pronto hizo su aparición un fuerte competidor: el ferrocarril, mucho más sencillo de construir y, lo más importante, mucho más rápido y eficiente.
Finalmente, la finalización de la línea Valladolid-Santander en 1866 fue el golpe de gracia definitivo al Canal de Castilla, el faraónico proyecto del Marqués de la Ensenada. Pese a todo, muchas industrias, fábricas de harina o batanes siguieron aprovechándose casi un siglo más del canal. Sin embargo, fue decayendo poco a poco hasta que en el año 1955 cerró oficialmente sus compuertas.
El Canal de Castilla hoy en día
En la actualidad, los 207 kilómetros del Canal de Castilla, además de dar servicio de riego a más de 23.000 hectáreas de campos palentinos, son un buen reclamo para recorrer a pie, en automóvil o en bici uno de las obras de ingeniería más curiosas de toda la comunidad autónoma de Castilla y León.
La obra está formada por tres canales diferentes que forman una Y invertida que confluyen en el paraje de El Serrón, muy cerca de la localidad de Calahorra de Ribas. El primer canal en ser acabado fue el canal de Campos con un total 78 kilómetros desde Medina de Rioseco. Por su parte, el canal del Norte llega hasta Alar del Rey donde toma las aguas del río Pisuerga, ya cerca de las estribaciones de la Cordillera Cantábrica. Este ramal norteño tenía que salvar un desnivel de casi 150 metros, por lo que requirió de la construcción de 24 esclusas. Por último, el ramal Sur nace en la bifurcación de El Serrón, bordeando Palencia capital y entregando nuevamente sus aguas al Pisuerga en la ciudad de Valladolid tras 54 kilómetros.
Además de las infinitas llanuras de los campos palentinos y vallisoletanos, sin duda lo que más llama la atención del visitante son las 49 esclusas construidas para salvar los 150 metros de desnivel entre Alar del Rey y Medina de Rioseco, conocidas aún hoy en día por su numeración. Las esclusas, junto a los puentes y acueductos, son el recuerdo de un entramado económico donde brotaron posadas, herrerías, molinos, fábricas de harina, almacenes y muchos pequeños negocios surgidos a la orilla del Canal de Castilla.
El viajero puede recorrer ahora cualquiera de los 3 ramales del canal a través de los dos caminos de sirga perfectamente acondicionados. Una experiencia que permite tener una visión privilegiada de una obra titánica realizada contra viento y marea. Además, también hay empresas que organizan recorridos en barcos turísticos, el Marqués de la Ensenada y el Juan de Homar, que hacen diferentes itinerarios por el canal.
¿Qué ver en el Canal de Castilla?
El Canal de Castilla recorre las provincias de Burgos, Valladolid y Palencia, aunque es en estas dos últimas donde existen más puntos de interés. La propia ciudad de Palencia alberga aún la dársena que daba acceso al canal, situada a escasos metros del Puente Mayor. En uno de sus edificios se encuentra el Museo del Agua, un museo bastante joven que pretende promover el conocimiento de la evolución del agua en la región a lo largo de la historia.
Muy cerca de la capital palentina, en la localidad de Dueñas se encuentra la esclusa número 38 del Canal de Castilla. Una buena excusa para descubrir esta localidad, catalogada Conjunto Histórico-Artístico y poseedora de interesantes lugares como la Casa de Napoleón, donde se alojó José I Bonaparte, más conocido como «Pepe Botella».
Otros destinos muy recomendables para conocer esta fascinante obra de ingeniería son Alar del Rey, el kilómetro cero del Canal de Castilla y Frómista, localidad estrechamente ligada al Camino de Santiago y que puede presumir de tener uno de los mayores saltos de agua del canal, además de un importante patrimonio arquitectónico.
¿Cómo llegar al Canal de Castilla?
Al extenderse por varias provincias y a lo largo de más de 200 kilómetros, no existe una ruta exacta para llegar al Canal de Castilla. Es más, es el propio canal el que actúa de itinerario. Sin embargo, sí que es cierto que hay ciudades o localidades ideales para comenzar a descubrir esta obra civil. Además de urbes que merecen una visita sosegada como Palencia o Valladolid, también son recomendables las visitas a lugares como las ya mencionadas Alar del Rey, Dueñas y Frómista, además de Valdemudo y Calahorra de Ribas.