Aýna, descubriendo el corazón de la Suiza Manchega. Qué ver y hacer en una ruta por Albacete
Cuando hablamos de los mejores lugares qué ver en Albacete sin duda Aýna tiene un lugar destacado entre ellos. Enclavada en lo más profundo de la garganta del río Mundo, en un singular y escarpado enclave natural, este pueblo es conocido como la «Suiza de La Mancha» por su belleza paisajística.
Muchos la descubren atraídos por seguir el rastro de las localizaciones del famoso y loco filme «Amanece, que no es poco» de José Luis Cuerda, rodado en varios lugares de la Sierra del Segura. Pero desde luego que hay mucho más qué ver en Aýna que escenarios de película. Así que vente con notros a descubrir los encantos de uno de los pueblos más pintorescos de Castilla-La Mancha. ¡Comenzamos!
Índice
Descubre Aýna, el pueblo más icónico de Albacete
Encaramado sobre la rocosa falda del monte San Urbán en las últimas estribaciones de la Sierra del Segura, el pueblo de Aýna (que en árabe podría traducirse como «fuentes escondidas») se extiende siguiendo el curso del río Mundo limitado por los grandes y escarpados farallones que tiene enfrente.
Pero antes de empezar a recorrer este pueblo albaceteño creemos que es importante conocer un poco sus orígenes. Se cree que los musulmanes se asentaron en la zona por dos motivos muy básicos. En primer lugar, por sus fértiles tierras para el cultivo que aseguraban la subsistencia. Y, en segundo lugar, por el enorme cortado rocoso que hacía las veces de muralla natural.
Sin embargo, aunque los que primero se asentaron en Aýna fueron los árabes, por los hallazgos de la Cueva del Niño se sabe que el hombre primitivo ya habitó estas tierras durante el Paleolítico. En cualquier caso, uno de los legados más importantes que dejaron fue el enrevesado entramado de calles del casco antiguo. Un verdadero laberinto para los forasteros y que seguramente les sirvió para defenderse de los ataques enemigos.
Probablemente fuesen también los árabes los que comenzaron a aprovechar su particular ubicación y el reducido terreno existente para cultivar cada centímetro de las laderas del monte, algo que todavía siguen haciendo los ayniegos cientos de años después. Allí crecen hortalizas y frutales, gracias a unas construcciones en forma de terrazas escalonadas que llegan directamente hasta la ribera del río, configurando un panorama cubierto de huertos perfectamente alineados.
Hoy en día, la nota de color a este escenario de cine (y nunca mejor dicho) la pone la exuberante vegetación típica del bosque mediterráneo y el bosque de ribera del río Mundo, hábitat natural de una variada fauna formada por cabras montesas, jabalíes y diversas aves rapaces.
Sin duda, Aýna es un enclave extraordinario y sorprendente donde la naturaleza pulveriza de un plumazo la típica imagen de terreno plano de La Mancha, convertida aquí en paisajes de agrestes cumbres que se mimetizan con este pueblo de película.
Qué ver en Aýna, ruta para no perderse nada en el pueblo de «Amanece, que no es poco»
Gran parte del encanto de Aýna reside en su espectacular entorno natural a lo que se suma su interesante patrimonio monumental y cultural. Y si bien el pueblo perfectamente se puede visitar en un día, las rutas de senderismo de los alrededores y todas las posibilidades que ofrece de desengancharse del estrés diario lo convierten en un lugar perfecto para una escapada de fin de semana.
Así que permanece atento porque a continuación te vamos a contar todo lo qué ver en Aýna para que puedas aprovechar al máximo tu viaje por la provincia de Albacete.
Mirador del Diablo
No existe mejor lugar para comenzar la visita que hacer una parada introductoria en este mirador, conocido también como estrecho del Gargantón. Y es que las vistas que se contemplan desde este enclave son de las que no se olvidan fácilmente ya que tenemos Aýna, la garganta del río Mundo y todo el valle de la sierra del Segura bajo nuestros pies.
La misma panorámica con la que da inicio la película que ha hecho famoso al pueblo, «Amanece, que no es poco». Una postal digna de admirar y que hará las delicias de los aficionados al séptimo arte, así como de los amantes de las puestas de sol o de las grandes panorámicas.
Mirador del Sidecar
Un poco después del mirador del Diablo y justo antes de entrar en Aýna encontramos en una curva de la carretera un segundo mirador. Es el mirador del Sidecar de la Rodea Grande donde se ha recreado una réplica de la famosa moto con sidecar en la que llegaron Antonio Resines y Luis Ciges al pueblo. Una imagen que ha quedado grabada en la memoria de muchas personas y que han hecho de este lugar quizás el rincón más fotografiado de la localidad.
Ya sea verano, primavera, otoño o invierno, los turistas no pueden resistirse a subir al sidecar y revivir la película en primera persona, haciendo miles de fotos para imortalizar el momento. Sin duda, se trata de uno de los imprescindibles qué ver en Aýna sí o sí, sobre todo para aquellos que quieran llevarse una de las fotografías más pintorescas del viaje.
Casco antiguo de Aýna
Tras deleitarnos con las vistas llegamos ya a la propia localidad de Aýna. Su casco urbano nos recibe con su serpenteante calle principal a lo largo de la cuál las diferentes casas se van sucediendo a varias alturas. Sorprende el aprovechamiento del reducido espacio disponible que ha hecho que veamos viviendas de varios pisos pertenecientes a distintos vecinos.
La primera parada por el casco viejo la realizamos en la iglesia de Santa María de lo Alto, construida sobre los restos del castillo de la Yedra y sobre una antigua ermita de principios del siglo XV. Se trata de un templo simple en el que llama la atención la torre hecha en piedra de sillería en el S.XV perteneciente a la antigua ermita. Esta iglesia uno de los templos de España que más tiempo tardó en inaugurarse (1953) pues sus obras estuvieron paralizadas durante nada menos que cuatro siglos. ¡Un dato curioso cuanto menos!
Seguimos nuestra ruta por Aýna por la calle principal y alcanzamos la plaza Mayor, presidida por el edificio del Ayuntamiento y el museo etnográfico donde se localiza también la oficina de turismo. Sin embargo, lo que atrae nuestra atención aquí es la ermita de Nuestra Señora de los Remedios que podría pasar por una casa más si no fuese por su arco de medio punto con grandes dovelas.
Se dice de ella que pudo ser una sinagoga judía en época musulmana que posteriormente con la Reconquista pasó a ser durante varios siglos la iglesia parroquial. Merece la pena entrar al interior para ver el precioso techo de estilo mudéjar del siglo XVI y las pinturas descubiertas en los muros del templo. En su interior también tiene su sede el Centro de Interpretación de «Amanece, que no es poco» sobre el cuál hablaremos después.
Castillo de la Yedra
Subiendo por las imposibles callejuelas de Aýna nos dirigimos ahora a descubrir los restos de lo que queda del castillo de la Yedra. Se trata de la antigua fortaleza islámica construida en la parte más alta del pueblo sobre el conjunto rocoso llamado la Cueva de los Moros.
Hoy se encuentra en estado ruinoso y a duras penas se pueden apreciar los restos de lo que fue la antigua muralla cuyas piedras se emplearon en la construcción del templo parroquial. Aún con todo, bien merece el esfuerzo de subir por las excepcionales vistas que se obtienen de todos los alrededores. Muy cerca de la fortaleza se encuentra también el mirador de las Mayas que, aunque no es el mejor mirador de Aýna, sí que ofrece unas bonitas vistas al valle.
Centro de Interpretación de «Amanece, que no es poco»
Como bien hemos comentado anteriormente la ermita de Nuestra Señora de los Remedios aloja el centro de interpretación, un lugar que hace las delicias de los seguidores «amanecistas». Su interior acoge una exposición con imágenes inéditas de la película además de diferentes materiales audiovisuales e interactivos entre ellos el documental del 20 aniversario.
Allí podemos encontrar también más información sobre la ruta de «Amanece, que no es poco» que discurre por las calles de Aýna. La ruta está señalizada con paneles explicativos sobre la localización de las diferentes escenas (el semillero de hombres, la huerta del tío Pedro, el paso de Elena a los bancales, etc.), además de placas indicando el lugar donde viven o vivían algunos de los ayniegos que actuaron de extra en la película.
Hay que tener en cuenta que el centro de interpretación solo abre el fin de semana en horarios bastante limitados. Los viernes de 18:30 a 19:30, los sábados de 13:00 a 14:00 y de 18:30 a 19:30 y los domingos entre las 13:00 y las 14:00 horas. Para visitarlo en otro momento es necesario reservar en la oficina de turismo.
¿Qué hacer en los alrededores?
Más allá de lo que hemos visto hasta ahora, a lo largo del municipio de Aýna existen diferentes lugares de interés ideales para alargar la escapada por tierras albaceteñas y seguir descubriendo todos sus encantos.
Uno de los principales reclamos es la Cueva del Niño, situada a unos 17 kilómetros en coche en el conocido como Barranco del infierno. Se trata del máximo exponente del arte rupestre albaceteño y el único enclave de todo el sector mediterráneo peninsular donde se aúna arte paleolítico y levantino.
Su acceso no resulta sencillo por lo que debe hacerse reservando una visita guiada en la oficina de turismo de Aýna. Después de llegar en coche el guía nos llevará por un recorrido a pie de casi 2 kilómetros a través de un sendero con fuerte desnivel y superficie pedregosa para el que se aconseja calzado de montaña. A lo largo del camino veremos increíbles paisajes de la sierra del Segura como el citado barranco del Infierno, un brutal mirador con 300 metros de altura que permite obtener las mejores vistas de peña de la Albarda, el pico más elevado de la comarca.
Finalmente, tras poco más de 45 minutos de caminata alcanzaremos la cueva. La caverna tiene unos 60 metros de profundidad y atesora en su interior 2 salas con representaciones del Paleolítico Superior fechadas entre el 10.000 y el 15.000 a.C., siendo la mayoría de ellas de tipo naturalista con figuras de animales y figuras humanas. Algunas de ellas destacan sobremanera por ser poco comunes como es el caso de las que muestran serpientes.
También en los alrededores de Aýna (a poco más de 10 minutos en coche) resulta interesante visitar los parajes y pueblos situados en el entorno de la zona conocida como el Pontarrón. A esta zona se accede a través de la carretera CM-3203 en dirección Elche de la Sierra. Una carretera que disfrutarán enormemente los amantes de la conducción ya que discurre encajonada entre las montañas y el cauce del río Mundo atravesando varios puentes y túneles excavados en la roca.
Por el camino podremos ver varias de las pedanías de Aýna, caracterizadas por estar construidas ladera abajo, aunque antes merece mucho la pena detenerse en el mirador del Infierno. Se encuentra justo en una curva cerrada y apenas dispone de aparcamiento, pero las vistas desde cientos de metros de altura del río Mundo y sus enormes paredes lo compensan de sobra.
Con la vista recreada toca volver atrás e ir dando los últimos coletazos de esta ruta por la provincia de Albacete. Lo hacemos conduciendo de nuevo por la carretera y descubriendo lugares tan espectaculares como Royo Odrea. Y es que la visión de esta aldea situada en una escarpada ladera y con un gigantesco peñón como telón de fondo es de las que no se olvida.
Finalmente, retomamos el trayecto conduciendo hasta Los Cárcavos, una pequeña pedanía con apenas 4 habitantes donde el valle del río Mundo se estrecha radicalmente formando grandes cortados. Un entorno que ha servido para la construcción de una presa que canaliza el agua hasta la central hidroeléctrica de Híjar, ya en la vecina localidad de Liétor.
Recomendaciones para la visita a Aýna
Aýna también puede ser un punto de partida ideal para un emocionante recorrido por los preciosos pueblos de la sierra del Segura como Liétor, Molinicos, Letur o Elche de la Sierra. Algunos de ellos también fueron escenario de la película de José Luis Cuerda por lo que pueden ser la prolongación de la ruta amanecista.
Además, a unos 50 minutos en coche se encuentran lugares tan interesantes como Riópar, cuyo mayor atractivo son las Reales Fábricas de San Juan de Alcaraz, un museo industrial único en España. Además, también está a un paso del nacimiento del río Mundo, uno de los espectáculos de la naturaleza imprescindibles de la comunidad de Castilla-La Mancha.
¿Cómo llegar a Aýna?
Para llegar a Aýna desde la ciudad de Albacete tan solo hay que coger la carretera C-3203 en dirección sureste y conducir aproximadamente una hora. Pasaremos por las poblaciones de El Salobral, Peñas de San Pedro, Alcadozo, Moriscote y La Sarguilla antes de llegar finalmente a la localidad ayniega.