Salinas de Añana, una encantadora visita familiar en Álava
Las Salinas de Añana, cuyo nombre no deja duda alguna sobre lo que el viajero se encontrará, es uno de los paisajes más insólitos del País Vasco. En pleno corazón del Valle del Salado, este atractivo monumento, que se está intentando recuperar en los últimos tiempos, es todavía bastante desconocido para el turismo en general.
Su poca popularidad y su innegable encanto son dos excusas perfectas para organizar una escapada de turismo por Álava y conocer la historia, la arquitectura y la naturaleza biodiversa de estas tierras. ¡Hoy te lo descubrimos!
Salinas de Añana, la fábrica de sal más antigua del mundo
El Valle Salado de Añana, a poco más de media hora en coche de Victoria, es un fenómeno único en el mundo. Y es que estas salinas han permitido obtener sal desde hace más de 6.000 años mediante un proceso que no ha variado mucho en el tiempo.
Esta historia se ha conocido gracias a las excavaciones arqueológicas y a los restos de cenizas encontrados, que permitieron descubrir como producían la sal nuestros antepasados prehistóricos. Este sencillo proceso consistía en almacenar el agua salada en vasijas de cerámica y calentarla con fuego para conseguir bloques de sal fáciles de transportar.
Esta rudimentaria forma de producir sal utilizando el fuego se mantuvo más de 4.500 años desde el Neolítico. De hecho, no fue hasta la llegada de los romanos, en el siglo II a.C., cuando estos llevaron a cabo la construcción de la salina tal y como la vemos hoy, haciendo las primeras eras con arcilla apisonada.
Posteriormente, las Salinas de Añana siguieron manteniendo su importancia. En el siglo V se deshace el asentamiento romano y la población pasa a vivir en otras aldeas fundadas en las tierras del Valle del Salado. Se continúa con la producción y se construye una muralla alrededor de las dos poblaciones del valle. Incluso en 1114 se concede el título de Villa a Añana, la primera en recibirlo en el País Vasco.
Sin embargo, pese a su importancia en el medievo, con el paso del tiempo las Salinas de Añana fueron cayendo gradualmente en desuso hasta casi desaparecer. ¿Los motivos? En primer lugar, algunas obras realizadas en el siglo XIX, que perjudicaron notablemente la sostenibilidad de las salinas. Y a ello se sumó la liberalización del mercado de la sal en 1870, la industrialización (que motivó la aparición de otras formas de producir más rentables) y también la bajada del precio de la sal.
Para darse cuenta de la rápida decadencia del Valle del Salado de Añana basta fijarse en un dato: en los años 60 del siglo XX había casi 1000 personas y 5000 mil eras, mientras que en el 2000 tan sólo quedaba un salinero con una granja de 40 eras. En sólo 40 años, la milenaria y prolífica producción de sal de Añana estuvo a punto de desaparecer.
Revitalización del Valle del Salado
Es entrada la década del 2000 cuando surge la preocupación por este lugar. Es por ello que se decide reconstruir este deteriorado espacio para poner en valor la producción artesanal de sal. Este nuevo proyecto, iniciado hace 16 años, está reformando este paisaje milenario, llevando en la actualidad recuperadas más de la mitad del total de las eras.
Un proyecto que además es cultural, pues tiene como objetivo la divulgación, el aprendizaje y la investigación de nuevas aplicaciones de la sal. Para ello se han creado diversas zonas de ocio, disfrute y turismo, además de una tienda donde pueden los visitantes pueden llevarse a casa los distintos tipos de sal producida en las salinas.
Estos esfuerzos le han valido a la organización detrás de las Salinas de Añana el premio Europa Nostra, el mayor galardón de conservación de patrimonio natural a nivel europeo. Asimismo, este maravilloso monumento natural ha sido declarado por la UNESCO en 2018 patrimonio agrícola mundial.
Recomendaciones para visitar las Salinas de Añana
Las salinas de Añana tienen en la actualidad una extensión de 6 kilómetros de largo por 3 de ancho. En el recorrido que ofrece la fundación podremos ver la instalación actual. Veremos cómo los manantiales naturales de agua salada de la parte alta desembocan en una red de canales que llevan la el agua salada directamente a las eras, donde con el tiempo soleado del verano se lleva a cabo la producción de sal.
Puedes visitar este bonito recinto natural a través de alguna de las completas visitas guiadas que ofrece la fundación gestora de las salinas. Para reservar tu visita puedes hacerlo por medio de su página web, por teléfono llamando al 945351111 o también a través del mail reservas@vallesalado.com
En estos recorridos guiados podrás conocer la historia, la arquitectura y la naturaleza de las salinas de Añana. Descubrirás de primera mano como se producía la sal en la antigüedad o realizarás catas. Asimismo, entre los meses de abril y octubre la visita incluye la posibilidad de disfrutar de los efectos terapéuticos del agua salada en su spa salino al aire libre.
Recomendaciones para la visita al Valle Salado de Añana
Si ya has anotado en tu agenda la visita a las salinas de Añana, te recomendamos aprovechar al máximo el viaje a la provincia de Álava visitando otros enclaves turísticos que capaces de sorprenderte como por ejemplo la torre-palacio de los Varona, el castillo de Portilla, el salto del Nervión o el Parque Natural de Gorbeia.
Te recomendamos planificar con antelación tu escapada a estas tierras y para ello te aconsejamos también que mires las opciones de alojamiento de los hoteles en Vitoria, ya que la capital alavesa se encuentra bien situada para visitar los principales atractivos de la zona.
¿Cómo llegar a las Salinas de Añana?
El Valle del Salado se encuentra muy cerca de la capital alavesa. Desde Vitoria la distancia a las salinas es de poco más de 30 kilómetros. Si partimos desde esta última ciudad será necesario tomar la A1 en dirección a Burgos/Madrid y tras pocos kilómetros desviarse por la salida 340. Después de ello tendremos que tomar la A-2622 en dirección a Nanclares de la Oca y aproximadamente unos 10 kilómetros después, girar a la derecha hacia Pobes, donde tras unos pocos kilómetros llegaremos a las Salinas de Añana. No te preocupes por perderte, ya que desde Pobes el camino está perfectamente indicado.