Ermita de San Saturio: un rincón de Soria que no te puedes perder
Desconocida para la gran mayoría de personas, lo cierto es que la Ermita de San Saturio es uno de los lugares más fascinantes que se pueden visitar en España. Además, es sin duda también el lugar que mejor representa la belleza natural y la historia de Soria.
Y es que este singular templo, construido sobre una roca junto al río Duero, es el santuario del patrón de la ciudad, un santo ermitaño que vivió en el siglo VI muy querido por los sorianos por ser protagonista de varios milagros.
Sin embargo, la Ermita de San Saturio no es únicamente un lugar de culto. Es también un lugar profundamente relacionado con el arte y con la literatura y, por supuesto, con la naturaleza, que es todo un placer conocer y admirar. A continuación, te presentamos este encantador rincón soriano. ¿Nos acompañas?
Descubre la historia de la Ermita de San Saturio
La Ermita de San Saturio fue construida entre finales del siglo XVII y principios del siglo XVIII por orden del obispo de Osma para honrar al santo patrón de Soria.
La ermita está construida en la roca y su fachada es una auténtica joya de la arquitectura barroca. El interior de la ermita es igualmente impresionante, con una nave única y un altar mayor que alberga la imagen de San Saturio.
Sin embargo, la historia de la ermita es mucho más antigua que su construcción. Y es que, ¿sabes quién fue realmente San Saturio? Según la tradición, fue un ermitaño procedente de una familia de nobles visigodos que decidió renunciar a todas sus riquezas y dedicarse a una vida ascética.
San Saturio se instaló en unas cuevas junto al Duero para llevar una vida contemplativa y dedicarse a la oración, construyendo un pequeño oratorio dedicado a San Miguel Arcángel. Un buen día recibió la visita de un joven llamado Prudencio que pretendía cruzar el Duero a nado ante lo que San Saturio ofreció su capa para que pasara sobre ella sin mojarse.
Prudencio quedó tan impresionado por tal milagro que pidió convertirse en discípulo de San Saturio y le acompañó hasta sus últimos días. Fue el mismo Prudencio el que se encargó de darle sepultura y de predicar su fama de santidad.
La devoción hacia San Saturio creció con el tiempo y su cueva se convirtió en lugar de peregrinación para los fieles siendo objeto de numerosas leyendas y tradiciones populares. Sin embargo, no fue hasta la aparición de sus restos en la cueva donde había vivido a finales del siglo XVI que se reavivó la devoción hacia el santo.
La ciudad de Soria le nombró su patrón por aclamación popular en el año 1628 y, finalmente, el 31 de agosto de 1743 el papa Benedicto XIV confirmó su culto y su patronazgo. Su fiesta se celebra el 2 de octubre cuando tiene lugar una multitudinaria romería hasta su ermita.
¿Cómo es la ermita de San Saturio?
El precioso conjunto de San Saturio está edificado literalmente sobre la roca, sobre las antiguas grutas en las que el santo pasó la mayor parte de su vida por lo que algunas de sus dependencias son subterráneas.
La ermita de San Saturio, realizada entre 1694 y 1704, representa una auténtica obra maestra del barroco soriano realizada por los arquitectos Julián y Domingo Izaguirre bajo el mando del pintor Juan Antonio Zapata, responsable de las pinturas del interior.
No cabe duda de que se trata de un edificio singular, que se adapta al relieve de la superficie rocosa sobre la que se asienta. Tanto es así que la entrada a su interior se hace a través de la cueva en la que, según la tradición, vivió San Saturio. Una vez dentro, la ermita tiene varias salas de las que hablaremos a continuación.
La primera es la sala del Cabildo de los Heros, el lugar donde se reunía la hermandad de labradores que cuidaba del templo. En ella se puede ver una imagen negra de San Saturio del siglo XIX, a la que rezaban los enfermos e impedidos que no podían acceder a la capilla principal.
La segunda de las salas de la Ermita de San Saturio es la capilla de San Miguel donde se conserva el antiguo oratorio que había dedicado el ermitaño a este santo. También podremos ver una vidriera en la que se representa otro milagro atribuido a San Saturio y una imagen de Santa Ana originaria de otra ermita cercana situada montaña arriba.
La sala expositiva por su parte es un espacio en el que se pueden ver paneles informativos sobre la historia y el arte de la ermita, así como una selección de capas que luce el busto de San Saturio en las ocasiones más solemnes.
La siguiente sala es la de la Vivienda del Santero. En ella se recrea la forma de vida del siglo XIX cuando el encargado de cuidar del templo y sus reliquias vivía en la propia ermita casi como un religioso más.
La sala del Ayuntamiento y de los Canónigos son dos salas capitulares donde se conservan algunos objetos litúrgicos y documentos relacionados con la ermita y el santo. Aunque aquí lo mejor no es lo que hay dentro de las salas sino las vistas que se pueden obtener del Duero desde sus ventanas.
Una vez pasamos las salas siguiendo el pasillo encontramos a la izquierda la Sacristía donde se conserva la pieza más antigua de la Ermita de San Saturio, una talla de estilo gótico de Cristo crucificado.
Y por fin, saliendo de la Sacristía entramos en la iglesia propiamente dicha, cuya capilla mayor alberga un fascinante retablo barroco con el busto relicario de plata de San Saturio, obra del platero José Martínez en 1723.
La capilla está decorada con pinturas murales al fresco en las que se narran pasajes de la vida del Santo obra de Juan Antonio Zapata Ferrer, el pintor soriano barroco más destacado, discípulo de Antonio Palomino.
La relación de la Ermita de San Saturio con la poesía
La relación de Soria con la poesía es ineludible y muy estrecha. Y es que fueron muchos los poetas que se enamoraron de estas tierras castellanas y de paisajes como los de la Ermita de San Saturio.
Gustavo Adolfo Bécquer pasó largas temporadas en Soria, de donde era su mujer. Antonio Machado por su parte decía de Soria que era «una ciudad para poetas» y mencionó a la ermita varias veces en sus obras entre ellas la más famosa, Campos de Castilla.
«He vuelto a ver los álamos dorados,
álamos del camino en la ribera
del Duero, entre San Polo y San Saturio,
tras las murallas viejas
de Soria -barbacana
hacia Aragón, en castellana tierra-«
Recomendaciones para la visita por la provincia de Soria
No cabe duda de que la Ermita de San Saturio es un lugar ideal para hacer una escapada relajante en contacto con la naturaleza, pero si buscas más cosas que ver y hacer, Soria y sus alrededores tienen mucho que ofrecer. A continuación, te dejamos con algunas ideas para que puedas complementar tu visita a la Ermita de San Saturio.
Una buena idea es visitar la ciudad de Soria que si bien no sale en las principales listas de destinos de Castilla y León no es menos cierto que tiene un casco histórico repleto de monumentos y rincones encantadores como la plaza Mayor, la iglesia de San Juan de Rabanera o la casa de los Poetas. Además, Soria es famosa por su gastronomía, especialmente por sus carnes y por sus setas.
De camino a Soria capital también es imprescindible hacer una parada en el Monasterio de San Juan de Duero. Construido en el siglo XII, hoy se conservan los restos de un monasterio de la orden militar de los caballeros sanjuanistas, también conocidos como los Hospitalarios de San Juan de Jerusalén cuyo claustro es una auténtica maravilla de la arquitectura románica.
Lo que tampoco saben muchos es que la provincia soriana tiene algunos de los pueblos más bonitos de España, la mayoría de ellos con una esencia muy castellana. Es el caso de la encantadora villa de Calatañazor y su singular arquitectura, Burgo de Osma, Morón de Almazán, Medinaceli y Yanguas, todos ellos a poco más de una hora o incluso menos de la Ermita de San Saturio.
Por último, los amantes de la naturaleza por su parte encontrarán un paraíso en el Cañón del Río Lobos, un impresionante desfiladero con innumerables posibilidades de hacer rutas de senderismo o descubrir otra preciosa y enigmática ermita como la de San Bartolomé.
¿Cómo llegar a la Ermita de San Saturio?
La Ermita de San Saturio está situada a unos pocos kilómetros al sureste de la ciudad de Soria. Para llegar hasta allí, la forma más cómoda es en transporte privado tomando la carretera que va hacia el Burgo de Osma y después desviándonos por las indicaciones hacia la ermita.
Conduciremos unos kilómetros por una carretera estrecha y sinuosa en paralelo al río Duero que se abre a medida que nos acercamos a la ermita donde hay un pequeño aparcamiento para estacionar el coche.