Puente Romano de Salamanca, uno de los más bonitos de España
El Puente Romano de Salamanca, también conocido como Puente Mayor del Tormes, es un monumento unido de forma inseparable a la historia de la urbe salmantina.
Símbolo inequívoco del legado romano de la ciudad, este viaducto sigue resistiendo el paso del tiempo desde su construcción. Sin duda, uno de los monumentos imprescindibles de Salamanca. ¡Hoy te damos las pistas para descubrirlo!
Puente Romano de Salamanca, santo y seña de la ciudad
Dicen que los que quieran sellar su historia de amor en Salamanca deberán pasearse por el puente romano y después ir al idílico Huerto de Calixto y Melibea. Más allá de las leyendas, no cabe duda de que este puente sobre el río Tormes es una edificación muy querida por los salmantinos y todo un emblema para de la ciudad.
La imagen del puente forma parte de la vida y de la historia de Salamanca, tanto como lo ha hecho el río que discurre bajo sus 15 arcos (se dice que llegó a tener 26), el famoso río Tormes. Prueba de ello es que el puente y una de sus esculturas, aparecen en el escudo de Salamanca.
Parte original de la Vía de la Plata, una caminata sobre este puente es siempre una experiencia gratificante. Su pasarela supone una excelente forma de ver la preciosa puesta de sol sobre el Barrio del Arrabal y emprender después la vuelta a la ciudad contemplando una espléndida panorámica de la catedral.
A lo largo de sus 176 metros de largo el Puente Romano de Salamanca guarda mucho secretos y alicientes. Uno de los imprescindibles es, sin duda, la escultura pétrea del verraco sin cabeza, considerada la estatua más antigua de la ciudad.
Un breve repaso a la historia del Puente Romano de Salamanca
El Puente Romano de Salamanca es uno de los grandes símbolos de la grandeza de la ciudad. Así se reconoce y lo demuestran relatos y documentos sobre Salamanca. Sin embargo, el momento exacto de su construcción es aún motivo de discusión, siendo la teoría más difundida la de que se construyó en la segunda mitad del siglo I, en época de Trajano.
Cabe destacar que el puente es una más de las muchas maravillas arquitectónicas romanas. Y es que los romanos tenían una forma eficiente de construir puentes de forma rápida, construyendo en muchas ocasiones puentes mixtos de piedra y madera que después, con el paso del tiempo, eran reformados hasta hacerlos completamente en piedra.
El Puente Romano de Salamanca tenía como principal objetivo salvar el paso del caudaloso río Tormes para facilitar el transporte de personas, mercancías y animales. El viaducto formaba parte de la Vía de la Plata, una de las calzadas romanas más importantes que unía las antiguas ciudades de Emérita Augusta, actual Mérida con Asturica Augusta, actual Astorga.
A lo largo de la historia, el puente, como muchos otros, ha sufrido los embates de su compañero y principal rival, el Tormes, que deterioraba el puente con sus crecidas. Una de las más recordadas fue la riada de San Policarpio, que en 1626 que destruyó parte de los arcos romanos, los cuales tuvieron que ser reconstruidos en su mayor parte.
Hoy en día, casi 2000 años después y con las riadas ya controladas, su robustez y solidez probada son garantía de que el Puente Romano de Salamanca seguirá siendo uno de los símbolos de la ciudad por los tiempos de los tiempos.
¿Cómo es el Puente Mayor del Tormes?
Las diferentes riadas y pertinentes reconstrucciones han forjado la actual imagen del Puente Romano de Salamanca. La estructura presenta dos partes bien diferenciadas con los 14 arcos viejos de fabricación romana y los 11 arcos modernos, que llegan a una altura de hasta 6 metros.
La parte norte del puente, la más cercana a la ciudad conserva la original construcción romana, que fue afectada por la riada de 1626, por lo que hubo de reemplazar los arcos. La parte nueva, más alejada de Salamanca se construyó entre los siglos XII y XIII.
Hoy en día el puente mide 358 metros y está formado por 25 arcos. El tramo romano tiene 201 metros, mientras que el nuevo mide 157 metros. Los romanos construyeron originalmente el puente con granito de Los Santos, pero las sucesivas riadas motivaron que la piedra original fuese sustituida por otros materiales como vaugnerita, una roca oscura muy abundante en la cercana localidad de Ledesma, así como piedra arenisca.
En la entrada del Puente Romano de Salamanca se encuentra el famoso verraco de piedra decapitado que, aunque no está directamente relacionado con el puente, se encuentra estrechamente ligado a la historia salmantina. Y es que su origen se atribuye a los vetones, el pueblo asentado en estas tierras antes de la llegada de los romanos.
Recomendaciones para visitar Salamanca y su puente romano
Si tienes intención de conocer la ciudad y estás preparando una escapada, te recomendamos que busques hoteles en Salamanca con antelación, ya que su popularidad turística hace que sus alojamientos sean bastante demandados.
Una tengas reservada tu estancia, podemos darte unos cuantos consejos sobre qué hacer en la ciudad. Y es la capital salmantina es mucho más que una impresionante catedral y una universidad con una rana escondida que viene buscando todo el mundo. También tiene un casco antiguo digno de visitar con edificios como el Palacio de Monterrey, el Palacio de la Salina, la Casa de las Conchas o la majestuosa Plaza Mayor de Salamanca.
Por último, no te olvides que además puedes realizar el free tour por Salamanca, una actividad ideal para conocer de primera mano los principales monumentos de la ciudad con un guía local.
¿Cómo llegar al Puente Romano de Salamanca?
El Puente Romano de Salamanca se encuentra a la salida de la ciudad, bajando por el entorno de las Catedrales hacia el Río Tormes. Para llegar hasta él una excelente opción es dar una vuelta por el casco antiguo de la ciudad hasta llegar a la Plaza Mayor. A partir de aquí bajaremos por la calle San Pablo y giraremos a la derecha hasta encontrarnos con la estatua que recuerda al Lazarillo de Tormes y al ciego, donde justo comienza el puente.
También hay opción de llegar en autobús, tomando las líneas 4, 5, 9, 11 y 12, apeándonos en la parada de San Gregorio, que deja muy cerca de la entrada del puente.